Feliz día Anestesiologos!!

Por el día del Anestesiólogo y en la previa del Día de la Madre, la ASAAR saluda a todos los Médicos especializados en Anestesia, a través de historias de mujeres que han tenido que organizarse día a día para realizar las tareas de mamá y de profesional en simultaneo.

Son mujeres apasionadas por su trabajo y enamoradas de su familia, por lo que no se imaginan su vida sin alguno de esos dos pilares.

 

PAULA RUBIA

Paula (31) organiza su vida entre la maternidad y la anestesiología. Divide sus días y semanas para poder trabajar tranquila y a la vez darse algunos gustos con su hijo Benicio y le sale muy bien. Asegura que ya ha logrado acostumbrarse para equilibrar sus horarios entre las cirugías y las necesidades de su hijo.

“Me cambio un montón la vida pero lo disfruto mucho a las dos cosas. Empecé a hacer cosas distintas, porque hacia muchísimas noches y eso lo cambie”, contó Paula. Ahora elige, dentro de lo posible, tomar las jornadas en departamentos alejados, donde va con una niñera y su hijo, que disfruta de la pileta del hotel mientras ella va al Hospital.

“No la pasamos para nada mal. Pensé que iba a ser una complicación muy grande pero me he acomodado y disfruto un montón del trabajo y de estar con el”, aseguró.

ANDREA DIAZ

Adrea se convirtió en médica y madre al mismo tiempo. Es por eso que para ella fue muy duro poder organizarse con la familia y lo sigue siendo porque considera que no tienen horarios, ni días. “No existe el día de la madre, ni tu cumpleaños ni nada. Uno tiene que apelar a la voluntad de un compañero para quizás pueda cambiar una guradia”, señaló.

“Hace 22 años que soy anestesióloga y siempre ha sido muy complicado porque es una especialidad en la cual uno tiene que  tener mucha responsabilidad. Hay que tener conocimiento hay que tener paciencia. Hay que formarse, estudiar y básicamente estar al servicio de la necesidad de la gente.

Andrea fue madre antes de terminar su carrera de medicina, la primera hija, María Victoria, nació cuando cursaba segundo año y Paula Jaled cuando estaba en cuarto año, luego tuvo a Lara Jaled. La ayudaba una señora que cuidaba a ellas y recuerda con sacrificio las épocas de estudio, “quería aprender rápido y bien para no perder tiempo, por eso nunca tuve un bochaso en la facultad”, recordó.

“Es una especialidad sumamente sacrificada y sumamente difícil. Donde todas las especialidades quirúrgicas, que son la mayoría, confluyen en esa especialidad”, indicó.

La especialidad la eligió por influencia de su mamá, quien era instrumentadora quirúrgica y desde chica ella sabía lo que era el quirófano y se entusiasmó con eso. “Yo volvería a elegir esta especialidad porque creo que mi misión es esta”, aseguró.

 

CECILIA CABO DE KERMAN

La coordinación, paciencia y el amor es lo que ha hecho que la vida de Cecilia fuese llevadera entre la familia y el trabajo. Si bien Cecilia hace poco que no ejerce la anestesiología, no deja de ser una referente en el Servicio por haber dedicado gran parte de su vida a la especialidad.

La coordinación hizo que se organizara para tener hijos después de lo que ella llama la “etapa más compleja” de la carrera de medicina, en referencia a la época de estudio y de Residencia. Ella atravesó esa etapa en Buenos Aires, a los 30 años se vino a San Juan y ahí decidió ser mamá. Tuvo paciencia porque en esa época las mujeres por lo general eran madres más jóvenes, “ahora no, ahora todas empiezan a pensar en ser madres a los 30 o 35”. Su miedo por haber esperado hizo que decidiera tener tres hijos en poco tiempo, cada uno se lleva un año y medio aproximadamente. “Al principio fue difícil, los 2 primeros años yo solo trabaje en el hospital un solo día a la semana. Cuando el más chico tuvo 3 años volví a trabajar todas las mañanas”, recordó Cecilia.

El amor fue un condimento importante en su historia porque hizo que ella trabajara con su marido, Dr. Andrés Kerman, por lo que pudo coordinar de manera familiar el horario y día de las cirugías programadas. “Algunas veces he tenido urgencias pero muy pocas (cuando ya era madre). No me he levantado mucho en las noches por alguna cirugía, sí me despertaba porque lloraban los niños y les tenía que dar de comer y esas cosas”, explicó.

“Mi consejo para otras generaciones es que, si pueden elegir, no tengan hijos durante la residencia de cualquier especialidad quirúrgica con urgencias”, y aseguró que volvería a optar por el camino de la Anestesiología. Afirmó que la mujer debe seguir trabajando a pesar de ser madre “yo soy muy pro trabajo de la mujer y creo que le hace bien”.

Así es como sus hijos se criaron en el ambiente de la salud y sus nietos también. “Yo tengo cosas mías o de mi papa (también Anestesiólogo) y mis nietos juegan con esas cosas cuando vienen”. Ahora disfruta de sus nietos porque por la pandemia tanto ella como los chicos están más en su casa. Ella no se imaginaba que podía pasar los días sin pisar le quirófano “pero pasaron 4 meses y no me morí sin trabajar. Se puede hacer otras cosas así que creo que ya no voy a volver más”, expresó con seguridad.

 

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